Es Pascua.
Antes del amanecer,
María Magdalena y la otra María fueron al sepulcro.
Son las mujeres que han amado mucho a Jesús y lo han seguido (Mt 27,56),
mujeres que supieron estar frente al sepulcro (Mt 27,61),
mujeres heridas por la vida y hechas más vulnerables por la muerte del Señor,
mujeres tenaces que después del sábado, al amanecer, regresan al sepulcro.
Somos invitadas también nosotras
al jardín donde el Señor fue sepultado,
somos invitadas a escuchar su voz,
a verlo, a tocarlo… a reconocerlo como el Viviente,
a abrazarle los pies afectuosamente,
a responderle con inmenso amor: « ¡Rabboni!…. ¡Maestro!».
Somos llamadas también nosotras
a ser comunicadoras del Resucitado,
con audacia, ardor y profecía.
Somos llamadas a ser en la Iglesia
aquellas «mujeres de resurrección», movidas por la inquietud del amor,
que anuncian con alegría las «abundantes riquezas»
de las cuales han sido gratuitamente colmadas.
Nuestros rostros marcados por la vitalidad juvenil,
por la madurez, por la enfermedad o ancianidad
y los mensajes que elaboramos y difundimos
sean “signos pascuales” que hacen arder el corazón, despiertan la esperanza
y llevan a todos el consuelo de Dios.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Las sentimos cercanas y las saludamos con profundo afecto.
Sor Anna Maria y hermanas
del gobierno general
Pascua 2014