Cincuenta años han pasado desde cuando llegaron a Beira, Mozambique las primeras hermanas Hijas de san Pablo: sor Giuseppa Panarello, sor Teresa Ramos y sor Vicentina Lopes.
Cincuenta años de alegría, desafíos y sufrimientos, pero también de fe inquebrantable que ha realizado milagros.
Para recordar este aniversario tan importante, el 19 de febrero se ha celebrado una Misa solemne presidida por Mons. Francisco Chimoio, Arzobispo de Maputo. A este evento de fiesta han participado amigos, parientes, colaboradores y algunas hermanas llegadas de Sudáfrica y de Angola,
Estuvieron presentes también sor Teresa Ramos, una de las tres pioneras en Mozambique, ahora misionera en Sudáfrica y sor Olga Massango, la primera vocación de Mozambique, ahora misionera en Kenia.
Mons. Chimoio agradeció a las Hijas de San Pablo por su presencia y misión paulina que es un don para toda la iglesia de Mozambique.
En su mensaje de buenos deseos la Superiora general, sor Anna Maria Parenzan, ha recordado una expresión significativa del Beato Santiago Alberione: «Con el Te Deum termino un quincuagésimo aniversario de la Congregación y con el Veni Creator abro el tiempo futuro…». Sus palabras continúan así: «El Señor nos ha llevado como en alas de águila, ha guiado nuestros pasos, nos ha dado la gracia de iniciar y después de algunos años de forzado silencio, reiniciar el apostolado paulino en esta tierra. Verdaderamente aquella pequeña semilla está creciendo y ciertamente, con la gracia de Dios, se convertirá, en un árbol grande…Ahora inicia una nueva etapa, estoy segura que será llena de esperanza, de frutos apostólicos y de vocaciones».