19 de julio de 2018
Queridas hermanas:
Nuestro camino continúa: En estos días hemos escuchado los aportes sobre la compleja realidad de la cultura actual en la que la tecnología y el mundo digital han entrado a formar en parte de la síntesis de nuevos valores y nuevos criterios de juicio.
La vida consagrada a menudo está en dificultades frente a las transformaciones, el advenimiento de innovaciones y no está preparada para habitar con sabiduría en este nuevo mundo y hacer que se convierta en parte del proceso formativo. La vida de las jóvenes religiosas está inmersa en la cultura de los nuevos medios: los usan a diario; viven la red como un lugar de socialización y encuentro, de pastoral vocacional, de anuncio y de evangelización.
¿Cómo hacer de modo que multiplicando amistades sociales se profundicen también las relaciones entre las personas y con el Señor? ¿Cómo conciliar los tiempos de la vida comunitaria, del estudio, de la misión y de la oración con el tiempo de “conexión continua”?
¿Cómo ser crítico, responsable de cuanto se envía, se publica, se ve, se linkea, se comparte y se etiqueta? No se trata de limitar o permitir, de controlar o liberar, sino de educar y formar con seriedad y competencia.
Al compartir, fueron subrayados algunos valores para reflexionar:
– el silencio y la escucha;
– la calidad comunicativa comunitaria con sus especificidades a fin que la comunicación, es decir, el anuncio del Evangelio, fuera o dentro de la red, sea auténtico testimonio de vida. Se trata de recuperar ya sea en comunidad, como en el apostolado, la primacía de las relaciones interpersonales;
– el discernimiento como estilo del vivir personal y comunitario, para dar sentido y significado a las opciones y a nuestro actuar;
– el estudio, una de las ruedas del “carro paulino” para educarnos y formar al “saber”, “al a saber hacer”, sino también y sobre todo para “saber comunicar el saber” y para “saber comunicar el saber hacer”.
Al final de esta etapa no ha faltado además, un agradable intercambio de experiencias: una mesa redonda en la que han participado cuatro junioras, de las cuales, una via Skype y dos jóvenes profesas perpetuas, todas provenientes de varios continentes, con simplicidad y según su experiencia han puesto en evidencia los aspectos esenciales para la formación al carisma paulino hoy. Con ellas estaban presentes también otras diez junioras, que por motivos de estudios o en vista del Curso de perfeccionamiento, se encuentran en las comunidades de Roma y de Albano.
El diálogo con la asamblea ha enriquecido este momento de encuentro y de vivaz participación.
Un gracias por sus mensajes que cada día nos llegan y nos hacen sentir “pensadas”.
Cordiales saludos y nos sentiremos a la conclusión del encuentro.
Equipo de Información
Página Web de Encuentro internacional de formación 2018
