III Domingo de Adviento de 2024

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Abandona la violencia, no maltrates la vida, no extorsiones, nunca, por ningún motivo, nada a nadie. Aprende a no forzar la vida, déjala venir, déjala fluir y sonríe agradecido y maravillado. Nada es necesario, nada más que eso. La vida que viene.

Quiero hacer nada Señor, comenzar a hacer nada, solo amar lo que encuentro sin siquiera buscarlo. No quiero predecir, fijar, planificar, sólo amar lo que viene, amar cada cosa y asombrarme porque cada cosa amada se vuelve nueva. El mundo cambia si lo amas. Y si no cambia, poco importa, cambia quien ama. No quiero hacer nada ninguna cosa que no rime con Amor.

Y no hacer más esa pregunta que aparece en el Evangelio, interrogante cargada de ansiedad y de sentido de culpa y de visiones embriagadas de lo divino, ya no hacer esa pregunta que asedia al Bautista en el Evangelio: ¿qué quieres que yo Señor haga por ti? Nada. Total y simplemente nada. Esta es la respuesta. Apasionadamente nada.

Abandona la túnica, deja de preocuparte por coberturas, papeles, definiciones, protecciones y pertenencias. Quítate la túnica, el vestido, las costumbres.

Abandona la estúpida pretensión de exigir de la vida más de cuanto está establecido porque es ya que suficiente lo que hay porque, sin que tu exijas nada, hay ya todo. ¿Qué quieres exigir más de un amanecer o un atardecer? Y más de todo aquello que está en medio a cada amanecer y cada atardecer.

Padre Alessandro Deho'alessandrodeho.com


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