Queridas hermanas:
Pascua es un acontecimiento de fuerza irresistible. Pascua es anuncio de belleza, presagio de una vida luminosa que irradia gracia: Jesús es el Resucitado, es el Viviente, y nosotras podemos encontrarlo Vivo como lo encontraron las mujeres, que en la mañana del tercer día, fueron al sepulcro.
Dejémonos invadir por la fascinación de la Resurrección, por el encanto de la persona de Jesús resucitado y con el apóstol Tomás, toquemos su costado perforado profesando: «Señor mío y Dios mío» (Jn.20, 28).
En la luz pascual, «cada nuevo drama que ocurre en la historia del mundo se convierte en escenario de una posible buena nueva: el amor logra siempre suscitar corazones capaces de conmoverse, rostros capaces de no desanimarse, manos prontas para construir» (Papa Francesco, Mensaje para la 51a Jornada de la comunicación). Hagámonos anunciadoras de buenas nuevas para convertirnos en «faros en la oscuridad de este mundo, que iluminan la ruta y abren senderos nuevos de confianza y esperanza» (ivi).
Buenas nuevas para irradiar especialmente en nuestras comunidades, exhortándonos a captar lo positivo de las diferentes situaciones, a creer que cada evento, aun el más insignificante, es historia de salvación.
Buenas nuevas para lanzar a través de los social media, que normalmente contamos, para hablar palabras de paz, de reconciliación, de vida nueva…
Los lentes de la buena nueva, que recibimos en Pascua, nos permitan una mirada de fe que nos haga ver más allá, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de la historia (cfr. EG 278).
Ver más allá…
- – Para acoger la misteriosa fecundidad que deriva de la «libertad de renunciar a calcular y a controlar todo, y permitir que el Espíritu nos ilumine, nos guíe, nos oriente y nos impulse donde Él desea…» (EG 280);
- – Para ver también en los desiertos espirituales de hoy, la rama de almendro” (Jer 1,11), el árbol-centinela que precede al destello de la primavera y anuncia la bella estación;
- – Para descubrir «el hilo rojo del amor de Dios que conecta toda nuestra existencia» (Papa Francesco, Mensaje para la XXXI JMJ).
En este tiempo pidamos de una manera, muy especial, por nuestras Hermanas Pías Discípulas que el 30 de abril, en la alegría de la Pascua y en la espera consoladora del Espíritu, iniciarán su 9° Capítulo general, que tendrá como tema Vino nuevo en odres nuevos. Que el vino nuevo fluya en abundancia sobre su asamblea, para el bien de toda la Familia Paulina.
En nombre de las hermanas del gobierno general presento a todas los más afectuosos deseos de una Pascua de esperanza, con un recuerdo muy especial a nuestras hermanas más jóvenes, para que puedan encontrar en nuestras comunidades el lugar apto para dejar estallar la vida y «encender el fuego en el corazón del Mundo» (EG 271).
Sor Anna Maria Parenzan
Superiora General