El apóstol san Pablo desea a sus cristianos: «La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros» (2 Co 13, 13).
Estas palabras, que probablemente constituyen un eco del culto de la Iglesia naciente, ponen de relieve que el don gratuito del amor del Padre en Jesucristo se realiza y se expresa en la comunión llevada a cabo por el Espíritu Santo.
Esta interpretación, basada en el estrecho paralelismo que establece el texto entre los tres genitivos («la gracia de nuestro Señor Jesucristo… el amor de Dios… y la comunión del Espíritu Santo»), presenta la «comunión» como don específico del Espíritu, fruto del amor donado por Dios Padre y de la gracia ofrecida por nuestro Señor Jesucristo.
Benedicto XVI