María nuestra dulce Madre,
Maestra y Reina de los Apóstoles,
nuestro fundador, el beato Santiago Alberione,
ha confiado a tí la Familia Paulina para que protegieras
nuestra vida de los peligros de la guerra
y continuáramos a proclamar al mundo a tu Hijo.
Hoy una nueva nube, envuelve a muchos países
y afecta y desorienta a personas y comunidades.
Ayúdanos a vivir este momento
a la luz de la fe y de la esperanza cristiana.
Ilumina y protege a los médicos y profesionales de la salud
en primera línea en la lucha contra este insidioso mal,
incluso a costa de su propia seguridad.
Sostiene y consuela a los enfermos y a sus familias.
Abre nuestras mentes y nuestros corazones
para que podamos comunicar,
con cada medio y lenguaje, mensajes de vida
y llamados a una efectiva solidaridad.
Concédenos entrar en el misterio de la Cruz de Cristo,
y así poder participar en la alegría de su Resurrección.
Amén.