¡Bendito el Reino que viene!
Entonces llevaron el asno a Jesús, pusieron sus mantos sobre él y Jesús se lo montó. Muchos extendían sus mantos por el camino, otros lo cubrían con ramas, cortadas de los campos. Los que iban adelante y los que seguían, gritaban: « ¡Hosanna! ¡Bendito aquel que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en lo más alto de los cielos!».
Sentado sobre un burro, cabalgadura humilde, para no estar entre los líderes triunfantes que, montados en sus caballos, tomaban posesión de las ciudades, Jesús hace su entrada en la ciudad que asesina a los profetas. En lugar de mantos, hoy, extendemos nuestra vida ante él, para que entre en la nueva Jerusalén, y todo nuestro ser lo aclame Rey. Agitamos espiritualmente nuestros ramos ante Jesús que, en cada eucaristía, vuelve a su Jerusalén para reinar y salvar.
Ven, Rey de reyes
Ven, Señor Jesús.
Ven en mi historia.
Ven en mi tiempo.
Ven a mis deseos.
Ven a mis fracasos.
Ven a mis proyectos.
Ven a mis miedos.
Ven, y habita en mí.
Porque tú eres el Rey.
Amén.
Tomado del libro Il Vangelo si fa strada de Roberta Vinerba, Paoline 2019.