Roma, de junio de 2022
Queridas hermanas y jóvenes en formación:
Deseo dirigir a cada una de ustedes, en este día de fiesta, la exhortación de Pablo a los Filipenses, verdadero bálsamo en este tiempo no fácil, lleno de tragedias y sufrimientos humanos y sufrimientos:
Estén siempre alegres en el Señor, se lo repito: estén alegres. Su amabilidad sea conocida por todos. ¡El Señor está cerca! (Flp 4,4-5).
Desde la prisión de Éfeso, en la que el Apóstol está encarcelado por causa del Evangelio, no hay una palabra triste o desanimada, ni quejas, recriminaciones o acusaciones, sino una invitación a la alegría que recorre toda la carta y que, en los versículos citados, se hace aún más insistente. Una alegría que no está ligada a la ausencia de preocupaciones, al éxito, a la buena salud… sino a una certeza: «El Señor está cerca».
Esto es que lo que nos hace estar plenos de alegría, afables, gentiles, generosas. Esta es la alegría más duradera; las otras alegrías son débiles, efímeras, sin raíces. Esta es la “buena noticia” para comunicar, con el testimonio de vida personal y comunitaria y con todas las expresiones de nuestro apostolado: el Señor está cerca, te consuela en toda tribulación (cf. 2Co 1,3-7), te concede su presencia, su valentía, su luz.
Don Alberione nos solicitó esto:
Alegría individual y alegría familiar. (…) Que la familia de las Hijas de San Pablo sea toda llena de santa alegría: se rezará mejor. Se pasará fácilmente por sobre muchas cositas que, vistas con ojo nublado, parecerían montañas. Alegría en la librería y en la propaganda. (…) Alegría en el apostolado, especialmente en su apostolado que las pone en constante contacto con el mundo (FSP 46-49, p. 502).
Por lo tanto estamos llamadas a la diaconía de la alegría. Este don del Señor no puede guardarse para uno mismo. El Papa Francisco, en una homilía en Santa Marta, dijo que la alegría, para ser tal, debe mantenerse en movimiento: ella es una «virtud peregrina… es un don que camina, camina por los senderos de la vida, camina con Jesús».
¡Sean felices siempre! Este es el deseo que, en nombre de las hermanas del gobierno general, extiendo en modo particular a quienes, en diversas partes del mundo, han pronunciado o pronunciarán su sí generoso con la primera profesión o en la perpetua, y a las hermanas que celebran la fidelidad del Señor en el aniversario de profesión.
Unida a Maestra Tecla, «les acompaño con el corazón, con el pensamiento y con las oraciones».
Hna. Anna Caiazza
superiora general