Durante la Celebración de apertura del Centenario, realizada en Lubumbashi el 20 de agosto, uno de nuestros colaboradores del Katanga, Gabriel Ilunga, intervino para expresar su gratitud a las Hijas de San Pablo.
Compartimos con alegría su testimonio:
“Mi nombre es Gabriel Ilunga. Soy escritor, sociólogo y asesor de comunicación. De nacionalidad congolese, vivo en la ciudad de Lubumbashi, República Democrática del Congo. Encontré a las Hijas de San Pablo cuando era adolescente y ya desde el primer encuentro me dieron mucha confianza. Iba a menudo a su sala de lectura y pasaba mucho tiempo leyendo. Poco a poco la reflexión y la lectura favorecieron mi crecimiento. Las primeras dos hermanas que acompañaron mi camino me transmitieron una gran pasión por el libro: “Sólo quien fue educado a leer continuará sintiendo la necesidad de hacerlo por el resto de la vida”. Más tarde las Paulinas me ayudaron también a llegar a la universidad de Lubumbashi y así para mí se abrieron las puertas del futuro. Hoy soy un feliz escritor de numerosos artículos y diversos libros, pequeños resultados del gran árbol de la Familia Paulina. Inmensa gratitud a las Hijas de San Pablo que han suscitado en mí el amor a Dios, al prójimo y a la Beata Virgen María. Concluyo con una frase del beato Santiago Alberione muy querida para mí, plena de sentido y verdad: ¡Oh, escritor paulino, el fruto depende más de tus rodillas que de tu pluma!”.