Un «tercer tiempo» para el periodismo

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Dos grandes acontecimientos han puesto a prueba el periodismo. Pero ¿ha habido tiempo y compromiso para detenerse y reflexionar sobre lo sucedido? Pandemia y guerra han sido los imanes que, por su enorme alcance, han atraído espacios informativos, renovando los lenguajes y deformado toda «liturgia» televisiva. Otro elemento – lo digital – ha corroído las «costumbres» del relato periodístico televisivo. Estudios desiertos con la autorización de las conexiones webcam: del estudio, de casa, incluso del propio auto. Conciertos sin público. Debates con expertos y el contrario exacto. Noticiarios (o programas) conducidos desde el domicilio del conductor. Lo smart working (trabajos inteligentes) incluso para el trabajo periodístico. Preguntas,   muchas. Y no tantas respuestas para compartir. Volvamos a lo ocurrido al final de 2019 y el inicio del 2020. Un enemigo invisible, como un terremoto, ha atravesado todo los estratos sociales. Un temblor que, como sabemos, no borró sino que acabó devolviendo, acentuando, las desigualdades.

Y así la televisión, por definición, la pantalla de las «imágenes» se encontró relatando las consecuencias de un virus sin nombre y sin rostro. Esto llevó, sucesivamente, a la elección del acrónimo «COVID-19» y de una imagen de corona ante la necesidad de representarlo. La confianza del mundo periodístico a los expertos, los tiempos apremiantes ante la actualización, noticias de las continuas medidas de prevención, la actualización sobre los avances de la ciencia y de la disponibilidad de las vacunas y las consecuencias económicas y sociales de la crisis. ¿Una limitación ante el papel conquistado por la primera televisión, en sus inicios, ser capaz ante todo de dar respuestas?

El segundo suceso tiene relación con la invasión rusa en Ucrania, con la llegada de una nueva guerra en Europa. Si, hace unos treinta años, la del Golfo fue la primera «televisión en directo» y es a menudo recordada con la imagen fija de un telespectador nocturno con el cielo trazado por disparos luminosos, más aún hoy es oportuno reflexionar sobre la «guerra en los medios» y los «medios en la guerra».

Las redes sociales se han utilizado como canales alternativos y directos de información. Ofreciendo desgraciadamente también espacios y narraciones alternativas y, a través del acoplamiento de like (me gusta) y las acciones compartidas en las redes sociales, magnificando la difusión de las fake news.

¿Pero cómo ha cambiado el mundo periodístico ante tales pruebas? Relanzo una idea. Después del «primer tiempo» de la producción de un servicio periodístico, y el «segundo » si por ella entendemos su emisión y difusión, relanzo la idea de un «tercer tiempo de la información».

Para escuchar, discutir y reflexionar y así iniciar un proceso circular virtuoso que integre estas consideraciones en la producción de nuevos servicios. Mirando hacia afuera, un laboratorio con contaminaciones de lenguajes y experiencias a través de pautas de encuentro y escucha.

En un periodo histórico en el que el número de pantallas digitales ha superado a las de la televisión, lo digital también se ha visto envuelto en el conflicto.

Al dolor por las consecuencias del conflicto, inmersos en el mundo digital, sigue siendo la consideración del poder que se da o se quita la voz. Una medida aplicada con distintos grados de criterio y en la que la autoridad, aunque motivada, también se atribuye la facultad de cada empresa. Y a través de la web, una vez cruzada la frontera desde Ucrania, se ha podido seguir en contacto con los que se han dejado atrás con las noticias de lo que ocurre, dando los primeros pasos en la búsqueda del propio futuro, una vez superada la frontera. Releer hoy el texto del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, difundido el 24 de enero de 2022 con motivo de San Francisco de Sales, es un ejercicio para ver aplicada la búsqueda de la escucha con «el oído del corazón» en los eventos que quizás han cambiado, o más menos, renovado el trabajo periodístico. Puestos a prueba y, quizás, ante la exigencia de continuas actualizaciones, que también posibilita lo digitales, en busca de un respiro en un posible «tercer tiempo».

Fabio Bolzetta

Presidente Asociación Webmaster Católicos Italianos
(WECA) y periodista corresponsal TV2000


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