Nazaret: la Palabra conservada

El viaje de la Palabra en María

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El viaje de la Palabra inicia entre las onduladas colinas de la Galilea, en una pequeña y desconocida aldea rural, llamada Nazaret. ”Qué extraño sin embargo, en el antiguo Testamento no se habla nunca de Nazaret. Así parece a primera vista. Si en cambio ahondamos en la palabra “Nazaret”, nos damos cuenta que su significado literal está ligado a muchos textos bíblicos. De hecho, Nazaret deriva del verbo hebreo nāṣar que significa custodiar, conservar, vigilar, hacer de centinela.

Dos textos del Antiguo Testamento vienen en nuestra ayuda, para hacernos descubrir la conexión entre el nombre Nazaret y María. El primero está tomado del libro del Éxodo (34,7), donde el verbo nāṣar se refiere directamente a Dios, quien afirma ser aquel que «mantiene su misericordia por mil generaciones». La otra citación viene del mundo de la sabiduría y precisamente del libro de los Proverbios (28,7); en este texto nāṣar se refiere a la misma Torah: «Aquel que custodia la Torah es hijo de la Sabiduría». De nāṣar deriva también el sustantivo nēṣer que hace emerger el campo semántico del florecer: brote, retoño nuevo. El profeta Isaías anuncia que «un brote saldrá del tronco de Jesé (nēṣer) brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor de Dios» (11,1-2).

« ¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (Jn 1,46). De Nazaret surge la estrella de la Torah, el centinela de Dios el amante de la Sabiduría y la hija de la misericordia: María. Una mujer tan capaz de escucha” como de llegar a ser el lugar donde el cielo besa la tierra, el eterno abraza al tiempo y Dios encuentra su casa. María de Nazaret formada en la escuela de las escrituras está sumergida en la historia de su pueblo, ha sabido escuchar y conservar en su corazón la voz de los profetas y el de los sabios. Nos encontramos frente a aquella que ha entregado a Dios la posibilidad de decirse y compartir. Dios se ha revelado como Palabra viva, María como escucha humana presente y acogedora. Hoy reconocemos en Maria el icono más auténtico de la lectio divina. Y como en la perspectiva del icono se advierte, no somos nosotros los que nos dirigimos a ella, sino que es Maria quien viene hacia nosotros con su mensaje. Por esto el evangelista Lucas nos lleva por las calles y las casas de la ciudad de Nazaret, para escuchar el silencio de aquel maravilloso diálogo entre el ángel Gabriel y María (cfr. Lc 1,26-38). Mandado por Dios, el ángel Gabriel tiene la tarea muy precisa de ayudar a María a descubrir su vocación. ¿Cómo lo hace? Acompañándola de la mano al jardín de las Sagradas Escrituras, para visitar todos estos textos que se refieren a ella, precisamente como Jesús hizo con los discípulos de Emaús, lugar del camino. El ángel se convierte para María en la memoria scripturarum, es decir el recuerdo de las Escrituras.

Si recorremos todos los textos citados por el ángel Gabriel nos damos cuenta que María está llamada a recordar las antiguas profecías mesiánicas, muy conocidas por cada piadoso israelita. Pero María cuanto más recuerda las escrituras, se hace más capaz de escuchar los pasos ligeros de la vida, pero también aquellos dramáticos, más fuertes e impetuosos, aquellos que podrían atemorizar al humano.

Maria de Nazaret deja a la historia una gran verdad: «el creyente puede tener acceso a la propia identidad solamente a través de la Palabra». Así se aclara aquel versículo del salmo 40 que dice: «Lo que está escrito en el libro acerca de mí…» (40,8). Como fue para María así será para cada peregrino de la fe: la inmersión profunda en las Sagradas Escrituras ampliará los espacios del corazón tanto de poder recoger todas las palabras, los gestos y los rostros de la humanidad.

 Oración

Señor nuestro Dios, que has hecho de la Virgen María
el modelo de quien acoge tu Palabra
y la pone en práctica
abre nuestro corazón a la bienaventuranza de la escucha,
y con la fuerza de tu Espíritu
has que también nosotros nos hagamos lugar santo
en el cual tu Palabra de salvación hoy se cumple.
Por Cristo nuestro Señor.

Francesca Pratillo fsp

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